Caso Ilustrativo: La Familia Álvarez

Caso Ilustrativo: La Familia Álvarez
En 2018, la familia Álvarez —dueña de una empresa agroindustrial con más de 70 años de trayectoria en el norte de México— enfrentó una crisis silenciosa pero devastadora. Tras el fallecimiento inesperado del fundador, sus tres hijos, cada uno con formación distinta y visiones opuestas, comenzaron a disputar el control de la empresa.
El problema no era la falta de recursos, ni de clientes, ni de legado. El verdadero problema era que nunca se sentaron a establecer reglas claras. No había protocolo familiar, no existían mecanismos de sucesión, y nadie sabía quién tenía la última palabra.
En menos de un año, la empresa perdió más del 40% de su valor, dos de los hermanos se demandaron mutuamente, y el personal clave renunció. Hoy, la compañía ya no existe bajo su nombre original.
Este caso nos recuerda que en una empresa familiar, la ausencia de normas escritas puede ser más peligrosa que cualquier competencia externa. Y es precisamente ahí donde entra el valor jurídico, ético y estratégico del protocolo familiar.